Lo segundo... No está mal contradecirse. Muchas veces interpretamos el odio como carencias y creemos que el deseo tiene que ser algo estructurado para que se cumpla ¿A dónde se fue este odio auténtico que no nos pedía explicación razonable alguna? Pareciera una frase boomer pero si materializamos socialmente todo lo que despreciamos, tendremos que justificar desde lo que incorrectamente se dice como "razón". Lo peor de todo es que este sustantivo no es nada menos que un esquema para reproducir el acto de la comparación.